La fisura labiopalatina es una de las alteraciones congénitas más frecuentes en los recién nacidos. Afecta al tercio medio e inferior de la cara y puede provocar una serie de consecuencias tanto funcionales como estéticas. Entre otras cosas, la fisura labiopalatina puede producir alteraciones en la respiración, la deglución, la audición, el lenguaje y la voz. Por tanto, la fisura y sus consecuencias requieren un diagnóstico precoz y un tratamiento multidisciplinar coordinado desde el nacimiento hasta la edad adulta.
¿Qué es la fisura labiopalatina?
La fisura labiopalatina es una malformación congénita que ocurre cuando las estructuras que forman el labio superior y/o el paladar no se fusionan correctamente. Este proceso tiene lugar durante el desarrollo embrionario y, cuando no se completa correctamente, da lugar a una serie de alteraciones en el tercio medio e inferior de la cara.
Las fisuras pueden afectar al labio, al paladar o a ambos. Asimismo, pueden presentarse en un lado (unilateral) o en ambos lados (bilateral) del labio o del paladar.
Tipos de fisuras
En función de su ubicación y extensión, las fisuras se puede clasificar en varios tipos:
- Fisura labial: afecta únicamente a los labios. Puede ser unilateral (cuando afecta a un solo lado del labio) o bilateral (cuando afecta a ambos lados del labio). Además, las fisuras labiales pueden ser completas (se extienden desde el labio hasta la nariz) o incompletas (alteran solo una parte del labio).
- Fisura palatina: afecta únicamente al paladar. Puede ser unilateral o bilateral, dependiendo de si afecta a uno o ambos lados del paladar. A su vez, dentro de las fisuras palatinas podemos distinguir dos tipos: fisura del paladar duro (se localiza en la parte anterior del paladar, la más cercana a los dientes frontales) y fisura del paladar blando (se encuentra en la parte posterior del paladar, cerca de la garganta). Sin embargo, en algunos casos, la fisura palatina puede extenderse desde el paladar blando hasta el paladar duro.
- Fisura labiopalatina combinada: este tipo combina la fisura labial y la fisura palatina. Puede ser unilateral (si afecta a un solo lado del labio y el paladar) o bilateral (si impacta en ambos lados del labio y el paladar).

Causas de la fisura labiopalatina
La fisura labiopalatina es una malformación congénita que se origina durante el desarrollo embrionario. En la mayoría de los casos, las causas son de origen multifactorial y no se llegan a conocer con exactitud. Sin embargo, sí se sabe que en el origen de la fisura labiopalatina confluyen una serie de factores genéticos y ambientales.
- Herencia genética: hay una serie de síndromes genéticos -como el síndrome de Van der Woude o el síndrome de Smith-Lemli-Opitz– que están fuertemente asociados a la fisura labiopalatina.
- Medicamentos: el consumo de ciertos medicamentos durante el embarazo puede ser otra de las causas de la fisura labiopalatina. Entre estos fármacos destacan los anticonvulsivos, los antiacneicos (por ejemplo, retinoides como la isotretinoína), los corticoides, los relajantes musculares y algunos antidepresivos.
- Tabaco y alcohol: el consumo de tabaco y/o alcohol durante el embarazo incrementa las posibilidades de que un bebé nazca con fisura labiopalatina.
- Falta de vitaminas: la deficiencia de ciertas vitaminas, como el ácido fólico, también puede aumentar la incidencia de ciertas malformaciones faciales en los bebés, como la fisura labiopalatina.
Consecuencias de la fisura labiopalatina
La fisura labiopalatina puede provocar diversas complicaciones, las cuales se pueden manifestar tanto a corto como a largo plazo. Dichas consecuencias pueden afectar a funciones básicas, como la alimentación, el habla, la audición o la respiración.
- Dificultades en la alimentación: debido a la apertura en el labio o el paladar, los bebés con fisura labiopalatina suelen tener problemas de succión, lo que dificulta la lactancia materna o el uso del biberón. Asimismo, suelen ser niños que se atragantan con mayor facilidad al existir una comunicación entre la nariz y la boca.
- Problemas y retrasos en el habla: la fisura palatina puede influir negativamente en la capacidad del niño para hablar correctamente, sobre todo cuando se ve afectado el paladar blando. De hecho, resulta frecuente que las palabras suenen nasales o poco claras.
- Infecciones de oído y pérdida auditiva: el hecho de que los músculos del paladar no estén fusionados puede provocar una disfunción en el conducto que conecta el oído medio y la garganta. En consecuencia, los niños con fisura palatina tienen un mayor riesgo de acumulación de líquido en el oído medio, lo que puede llevar a infecciones recurrentes (otitis de repetición que precisen drenajes) y, en algunos casos, a pérdida auditiva.
- Alteraciones en los dientes y los huesos de la cara: otra de las principales consecuencias de la fisura labiopalatina son los problemas en el desarrollo de los maxilares. Esto no es solo una consecuencia intrínseca, sino que también se debe a las cicatrices de las distintas cirugías que se realizan para tratar la malformación. Además, la erupción de los dientes puede estar alterada, ya que, en la zona de la fisura, donde existe un defecto óseo, con frecuencia se observan ausencias dentarias y malposiciones severas.
- Desarrollo facial alterado: en algunos casos, la fisura labiopalatina puede provocar asimetrías y cambios en la estructura facial.
- Problemas de autoestima: las alteraciones en la apariencia física y el habla pueden mermar la autoestima de los niños.
- Complicaciones respiratorias: algunos niños con fisuras labiopalatinas pueden experimentar dificultades a la hora de respirar, especialmente si la fisura es extensa o alcanza la estructura de la nariz.
Tratamiento de la fisura labio palatina
El tratamiento de la fisura labiopalatina requiere un enfoque multidisciplinar, en el que intervienen distintos especialistas (cirujano, ortodoncista, logopeda, otorrinolaringólogo, psicólogo, etc.).
El momento y la secuencia de tratamiento se puede dividir en cuatro periodos de desarrollo. Estos periodos quedan definidos por la edad y el desarrollo dentario y en ellos se fijan una serie de objetivos específicos a conseguir.
Para evitar que el tratamiento se prolongue desde la lactancia hasta la edad adulta es muy importante elegir el momento óptimo para empezar cada fase, abordando el mayor número de problemas en cada una de ellas para permitir descansos. Esto se debe a que, al ser tratamientos largos en el tiempo y que se llevan a cabo en pacientes de corta edad, existe el riesgo de que se cansen y pierdan la motivación, así como la consiguiente colaboración.
Periodo infantil (desde el nacimiento hasta los dos años)
Existen muchos tipos de tratamiento de preparación para la cirugía labial y del paladar, pero todos tienen como objetivo reducir la dimensión de la fisura inicial para facilitar la reparación quirúrgica.
Para ello, se coloca una placa en el bebé que, además de separar la cavidad nasal de la oral, lo que ya de por sí supone un beneficio en la alimentación, impide que la lengua se introduzca en la fisura. A esta placa, cuando se ha logrado reducir el tamaño de la fisura, se le añade un aditamento, stent nasal, para empezar a moldear la nariz -la cual suele estar hundida en bebés con esta afectación- antes de la cirugía de labio.
La ortodoncia prequirúrgica facilita la reparación de los tejidos, lo que se traduce en una disminución de tejido cicatricial y de fístulas. Pero, además, hace que el niño requiera un menor número de correcciones posteriores.
Una vez conseguidos los objetivos y, cuando el bebé ha reunido las condiciones nutricionales y de peso adecuadas, se podrá realizar la cirugía del labio. Normalmente, esta se lleva a cabo cuando el bebé tiene entre tres y seis meses.
Una vez realizada la cirugía labial, según criterio e indicación del cirujano maxilofacial, se puede continuar con la placa y, normalmente, el cirujano coloca unos conformadores nasales hasta la cirugía del paladar. Aunque los protocolos quirúrgicos son muy variados, por lo general, la cirugía del paladar suele realizarse entre los 12 y los 18 meses de vida.
En esta intervención se cierra la fisura en el paladar y se reconstruye su musculatura, lo cual es crucial para permitir el desarrollo normal de la deglución y el habla.
En general, es recomendable comenzar con la terapia de logopedia después de la cirugía y continuar con ella hasta que el niño desarrolle un patrón de habla claro y normal para su edad.
Dentición temporal
En esta etapa solo se actúa en casos severos de mordidas cruzadas anteriores y/o posteriores. Dependiendo del paciente puede ser necesario continuar con el uso de placas, en coordinación con el logopeda, para la rehabilitación del habla. Asimismo, se debe realizar una exhaustiva vigilancia de la audición, ya que puede repercutir en el habla.
Dentición mixta (desde los siete hasta los 12 años)
Los niños que presentan fisura labiopalatina deben acudir regularmente a revisiones con el ortodoncista, para que este realice un seguimiento del desarrollo de sus dientes y sus huesos maxilares.
El tratamiento en dentición mixta (combinación de dientes temporales y permanentes en la boca) tiene como objetivo principal preparar la arcada maxilar para la realización del injerto óseo en la zona de la fisura. Con ello, se consigue la correcta erupción del canino de la zona afectada y dar un mejor soporte a la fosa nasal.
Dentición permanente
El crecimiento craneofacial en los adolescentes acentúa la discrepancia esquelética del tercio medio. Esto produce un empeoramiento facial y de las relaciones entre las arcadas dentarias, lo que suele ser más evidente en varones.
En este periodo, el tratamiento ortodóncico se realiza cuando la discrepancia esquelética es leve o moderada o cuando existen importantes problemas dentarios.
Cuando la discrepancia esquelética es severa y no tenemos problemas dentarios el tratamiento se pospone hasta que el paciente finalice su crecimiento para poder realizar un tratamiento combinado ortodóncico-quirúrgico.
En resumen, la detección y el tratamiento tempranos de la fisura labiopalatina son fundamentales para mitigar las complicaciones asociadas a la malformación y mejorar la calidad de vida de los niños afectados.
La experiencia del equipo multidisciplinar en el tratamiento de estos pacientes es uno de los parámetros fundamentales para la obtención de buenos resultados, ya que el tratamiento de un número adecuado de pacientes por año es primordial para mantener la experiencia clínica.
Por ello, si tienes un hijo que presenta fisura palatina o estás embarazada y tu hijo ha sido diagnosticado de fisura, te recomendamos acudir a nuestra clínica dental para que uno de los ortodoncistas especializados en esta malformación pueda realizar una valoración, guiarte y orientarte sobre los pasos a seguir.
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